dilluns, 24 d’octubre del 2016

VILA MINI A 26-56 COL•LEGI SANTA DOROTEA A

INESPERAT
M’aixecava a les set i mitja del matí aquest dissabte passat amb ganes de bàsquet. El Sol no havia sortit i el cel es tenyia d’un negre poc inspirador. Plovia poc però el terra estava ben mullat. Avui plouria, avui el Sol covard s’amagaria darrere d’un cel sense alegria.

El meu pare va tenir el gran detall de portar-me al matí cap al pavelló. Quan vaig baixar del cotxe, el silenci s’imposava davant de l’única presència de la Cèlia –  pacient i calmada – que semblava a gust davant d’una pista buida d’ànimes. Des de la meva arribada enèrgica i sobretot impacient – tenia les claus jo – vam començar a posar bancs, obrir bosses de pilotes, decidir camps i portar taules.  

Poc després arribarien en Sergi i alguns jugadors, que ens ajudarien a posar les pistes preparades per a l’acció. Mentre en Sergi i la Cèlia desapareixien de la meva ment, començava a repartir camisetes i pantalons a tots els meus jugadors, decidits a donar-ho tot.  

Ja a l’escalfament, els jugadors van tenir una actitud seriosa i se’ls veia força concentrats en el partit. Tenia la sensació que seria un partit disputat, amb anades i tornades, entretingut i amb molt bon ambient. I tot i que el bon ambient hi va ser, el partit no va anar gens bé des del començament. La nostra defensa feia aigües per tot arreu i a l’atac perdíem masses pilotes. Molts dubtes en preses de decisió, males execucions en les passades i mala definició en les entrades. Contra el que m’esperava, vam agafar pocs rebots i ens va costar molt entrar en joc: fins al punt que en el segon parcial ja perdíem d’una diferència abismal. Estàvem fora del partit.

Tot i la tímida reacció del quart període – ja a la segona part –, el cinquè va ser per oblidar i, finalment, vam acabar fent un últim període digne – on probablement altres equips acaben fent el pitjor període en diferència de punts – però on nosaltres, en l’aspecte psicològic, vam ser més forts del que fins i tot m’esperava. No van deixar de lluitar i mica en mica van anar perdent les pors, probablement també fruit d’una baixada de tensió de l’equip rival. Sigui com sigui, aquest equip probablement no el tornarem a veure més i ara cal veure com juguem els propers partits.  

No m’esperava començar així i, sincerament, tinc la sensació que alguna cosa més podria haver fet al respecte: perdre de cinquanta punts em sembla una barbaritat per la diferència real entre els equips. Però tampoc cal dramatitzar: al revés, cal aprendre’n. No per canviar el model planificat als entrenaments, sinó més aviat per detectar quines coses sí vam fer bé i quines no tant. La distribució de l’espai està pitjor del que esperava i, en canvi, l’actitud de més d’un jugador davant d’un marcador dolorós em va sorprendre gratament. La cohesió, així també, va ser sorprenent: no va haver retrets, no va haver culpes, només autocrítica individual i una enorme predisposició a millorar.

Acabo amb l’estrofa de la cançó Lo que te hace grande  de Vetusta Morla que m’ha ajudat a comprendre una mica més, avui, la situació de l’equip. Dimarts seguirem treballant amb la mateixa il·lusió del primer dia. Força Vila!



Tal vez, lo que te hace grande  
no sea difícil de ver. 
Tal vez, cada guiño esconda
la llave que intentas tener.

diumenge, 18 de setembre del 2016

¿Para qué haces lo que haces?

Creo que uno de mis últimos descubrimientos es precisamente profundizar y cuestionar lo que durante dieciséis años nadie ni siquiera me llegó a preguntar. ¿Para qué hago lo que hago? Es decir, ¿quién decide mi destino? ¿Se trata de hacer lo que está bien aceptado?

Me refiero a ser consciente de mi camino. O sea, que hasta ahora mi ignorancia ha reinado mi camino. Vas haciendo, vas luchando… Mejor o peor, vas haciendo. Por suerte, muchas señales han empezado a aparecerse delante de mi cara diciéndome qué narices estoy haciendo. Por casualidad o por causalidad, empecé a escuchar a mi hermano mayor. Ya en Sardegna, hace dos años, empecé a explorar mi mundo interior antes de iniciar mi viaje de Lloret de Mar hasta Barcelona. De mi pueblo, de mis amigos, de mi zona de confort a la ciudad donde un chico “ejemplar” – perfeccionista, trabajador, autoexigente, competitivo, comunicador y luchador – estudiaría y se esforzaría para encontrar el éxito, el “sueño americano”…

Pero nadie me preguntó para qué ir a Barcelona. Era una inconsciencia. Sí, yo elijo mi carrera... Nadie me impidió decidirlo. ¿Pero por qué no se me ocurrió ir a otra ciudad a estudiar Ciencias Políticas? ¿Pero por qué no se me ocurrió simplemente no decidirme por ninguna carrera si no estaba seguro de para qué iba a usar la carrera de Ciencias Políticas?

Ya veremos qué ocurre… Ya se verá. ¿Cómo que ya se verá? Era ignorante. Ignorante de no saber que era inconsciente. En fin, me he dado cuenta no hace demasiado tiempo de mi inconsciencia. Es curioso lo que ahora mismo estoy viviendo. Es una sensación de pausa en mi vida: es como si, por primera vez en mi vida, hubiera puesto el freno de mano y hubiera clavado el coche. El coche iba automático, no me necesitaba. Yo era el conductor, pero iba hipnotizado. Sí, yo lo puedo pilotar, pero va solo. El coche iba a Barcelona porque desde la separación de mis padres había una deuda – que en realidad era una malinterpretación moral  – en la que sentía que yo debía equilibrar la balanza yendo a vivir con mi padre después de vivir desde los diez años con mi madre y mi hermano pequeño. El coche iba hacia el título de graduado universitario de Ciencias Políticas. No era mala carrera, ni menos la reputación que te pueda dar una universidad como la Pompeu Fabra. La universidad pública más prestigiosa… Y la más pija. Por algo algunos la llaman la Pompeu Harvard. Pero unos extraños ataques de pánico en la tercera o cuarta clase en la que pensaba que vomitaba me hicieron empezar a preocuparme por mi salud mental. Era el primer estímulo. ¿Por qué tenía miedo a vomitar en público? Pero… ¿Qué clase de tortura mental se había interpuesto en mi camino? ¿Por qué de golpe empiezo a marearme en clase?

Había salido de mi zona de confort y no fue un pasillo triunfal. Ni de coña. Por primera vez empezaba a poder gobernar. Era como si, después de estar ligado a cadenas durante dieciséis años en la escuela donde te decían que para ser libre debías obedecer, trabajar y luchar para ser el mejor, de golpe las cadenas que te rodean ya no están y no sabes qué hacer. Era como si llegar a la universidad fuera el destino, el punto de llegada, el objetivo que ya había cumplido. Pero el cambio fue brutal. Mi rol dentro de Barcelona no encajaba. Mi nuevo yo. Y mientras ir a clase se convertía en un auténtico sufrimiento, en un auténtico acto de valentía, mi autoestima se derrumbaba más y más… Y envidiaba la ignorancia y la ausencia de ese sufrimiento. Para muchos, ir a la universidad es solo un trámite burocrático a pasar con la suerte esperanzadora de obtener placer y llenar un vaso vacío lleno de alcohol, drogas, sexo y ocio. Sin propósito.

Otra persona, por medio de su ejemplo, me iluminó. El primer chico que conocí en la universidad con el que había ido de más a menos con su relación, de golpe – en un seminario – empecé a preguntar dónde se encontraba Óscar. Hasta que alguien, no recuerdo quien, me dijo: ha dejado la carrera, tío. Decía sentirse esclavo. Muy raro. Asenté la cabeza.

Unos días más tarde, hablando con un compañero, volvió a salir Óscar. Dijo, antes de huir, que quería descubrirse a sí mismo. Que quería saber quién era. Avisó a sus padres que dejaba la carrera y además explicó, sin entrar en debate con nadie, que se iba. Se iba y no sabía cuándo volvería. Entendía preocupaciones, pero él decía adiós. Con poco dinero, con algo de ropa, con todo lo poco necesario que se necesita para huir – como si de un mendigo se tratara –  me explicó que había decidido vivir todo el Camino de Santiago y que ya vería entonces qué haría. De universitario a mendigo por voluntad de conocerse. Un drama o… ¿Un viaje? Estaba loco. No es nada común hacer algo parecido a esto pero… Algo dentro de mí volvió a removerme.

Después de otros gestos que me mostraba el universo, decidí decir basta y poner este stop  que tanto me está conmoviendo. Te sientes bien porque por primera vez pilotas tu coche – no gobierna ni la presión familiar, ni la social, ni la económica, ni tus miedos ni tus creencias – pero tienes miedo. Inseguridad. Todos los pilares que me han metido en mi cabeza de golpe, por mi despertar, carecen de coherencia. Por primera vez cuestiono qué hay más allá de trabajar. Cuál es mi propósito de vida. Para qué haces lo que haces.


Vamos a ver. Por las mañanas, me comprometo a estudiar inglés. A sacarme el First.  Pero para qué? ¿Para tenerlo en el currículum vitae? No. ¿Para saber inglés? Sí. ¿Y para qué quieres el inglés? Para poderme comunicar con más personas. ¿Y esto lo vas a usar como herramienta para lucrarte? No. ¿Entonces para qué narices lo quieres? Para disponer de una herramienta más para llegar a más diferentes colectivos de personas no necesariamente con origen latino. Para poder, desde el baloncesto o desde el Coaching – por ejemplo – ayudar a sacar el máximo potencial de las personas. Vale. Puedo comprometerme a sacármelo. No es hacer por hacer. Y si luego me conduce nuevas salidas que desconocía, bienvenida sean las puertas que se abran en mi camino.
Seguimos. Baloncesto. Obviamente hacer baloncesto es ser yo. No solo por lo que gozo con una pelota naranja entre mis manos, si no por lo que representa estar con niños y niñas llenos de alegría. Soy útil a la sociedad porque ayudo a mejorar las condiciones físicas, motoras, mentales y emocionales de mis jugadores. ¿Vivo quizás mi propósito de vida sin ser consciente de ello? Siempre vuelve la creencia económica de “puedes vivir con el baloncesto, pero no del baloncesto” con lo que otro camino se deberá abrir. Fluir con ello…
Akademia. Un nuevo horizonte atractivo e inspirador. Y sé que eso también me conlleva malestar, incomodidad, dolor – que no es sufrimiento porque eso solo depende de si dejo que mi ego me perturbe – y sensación de sentirte desnudo emocionalmente. Pero creo que este viaje me lleva a mi esencia. Y eso me conecta con mi propósito de ser. Ayudar a sacar lo mejor de los otros. Es como si conectara el 2 ayudador del eneagrama con la perfección  del 1 de sacar el máximo rendimiento emocional de las otras personas.


Sea como sea, empiezo a darme cuenta de que cada reto está para que pueda aprender de él. No se trata de que se obtenga lo que uno quiera si no lo que uno necesita para aprender. Pero el reto es para los valientes. Somos afortunados los que nos damos cuenta de que vamos por un sendero que nos atormenta. Somos afortunados los que decidimos cambiar a pesar de todo lo que nos rodea. Todo esto se lo recuerdo a mi ego que, si bien he descubierto que no es mi “yo” desde hace muy poco tiempo, empiezo a explicarle – con amabilidad, si puede ser – que quiero vivir desde mi esencia y no como él quiera. Dejar de buscar salidas laborales para encontrar puertas sin abrir en tu interior. Unas puertas que te conducen en un viaje en el que, con el tiempo, espero llegar a encontrar la paz interior. Pero no debo olvidarme de algo que he aprendido hoy: antes de llenar mi alma de paz, hay que vaciar toda la basura que llevo conmigo. Y vivir la incomodidad, sentir el vacío y disfrutarlo será parte de la búsqueda de la felicidad. Porque incluso cuando se trata de buscar la felicidad dentro de uno mismo, no hay que olvidar de disfrutar todas las etapas anteriores hasta alcanzarla. 

divendres, 15 de gener del 2016

ANÀVEM LENTS PERQUÈ... ANÀVEM LLUNY

Parafrasejant Candidatura d'Unitat Popular - Crida Constituent. El nostre objectiu també és la independència. Sí, però la independència de recursos dels nostres jugadors. Dotar de suficients recursos perquè, per ells sols, puguin percebre situacions, prendre decisions òptimes i finalment executar-les correctament.

Amb una mitjana d'alçada d'uns, suposem, quinze centímetres menys que l'altre equip, potser és coherent plantejar un exercici on es trobin a mi com a defensa - quasi bé tant alt com algun jugador del C.B. La Palma.

L'arribada d'en Ziwei ens dotarà de més solucions. Un jugador que s'ha agrupat ràpidament al grup i del qual m'alegro especialment pel seu primer partit a casa. No m'agrada fer referència als jugadors, però avui també m'agradaria fer referència a l'Ouxian. Sens dubte, el millor partit del que porta fins ara jugant a bàsquet. Amb el seu físic corpulent, i anant als rebots, podem treure un jugador xinès amb bona tècnica, potència i corpulència.

Més coses positives. Hem tingut algun moment de xispa puntual que, ajudat perquè jugaven a l'equip rival en aquells moments els jugadors menys dominants, ens han permès guanyar un període, el segon, per 6 a 4.

M'he fixat amb els detalls de generositat dels vostres fills quan aixecaven els jugadors de terra. No ho dic gaire però és molt gratificant veure el respecte al rival.

També he vist que han millorat les passes de sortida i la coordinació de les entrades, conceptes que anirem treballant molt i que, segur, acabaran el curs exercint bones execucions properes a cistella.

Finalment, i veient que els equips rivals estan més dissenyats per pressionar i ofegar que per jugar amb ordre i sentit - sincerament, tot i que tenen molts més recursos tècnics i millors preses de decisions - no entenc perquè, precisament amb un equip inferior com el nostre, no aprofiten per formar jugadors més bons practicant coses que a nivell competitiu potser són els seus punts febles. No entenc perquè no deixen de pressionar a tota la pista quan ja guanyen de més de cinquanta punts. Per sort, l'Ipsi - l'últim partit de la fase anterior - sí que ho va fer.

I tampoc entenc el criteri de l'àrbitre. Xiulava correctament totes les accions. Però un equip de nivell D1 que té problemes per botar sense fer passes de sortida, trobo absurd que li xiulin tres segons als jugadors interiors. Això és portar la norma a un extrem que no entenc. Hi ha una cosa que es diu Fair Play. Deixa jugar!

No acostumo a parlar d'allò que no em pertoca, però com a formador de nens em venia de gust que sabéssiu aquest punt d'opinió, òbviament, molt personal i tant bo com els altres.

Sigui com sigui, veient l'actitud dels rivals, concentraré més esforços en la sortida de pilota en joc. Perquè si no posem la pilota en joc, difícilment arribarem a l'altra pista. Potser sí, i això és responsabilitat meva, que hauré de posar més èmfasi en aquest aspecte.

Anàvem lents. Anàvem lluny. El millor de quedar-nos en aquesta fase és que podem posar-nos a prova contra els mateixos equips de la fase anterior i comprovar, com si fossin exàmens iguals, si hi ha hagut una progressió comparada respecte els altres equips. I l'equip va millorant.

Anàvem lents.

Anàvem per la independència.

De recursos.

Dels nostres jugadors.










P.D. L'equipatge rosa m'encanta. Nois de rosa. Els colors no entenen de gèneres. I, això, també forma part de la nostra filosofia.